Según una psicóloga, tres personalidades explican la ansiedad: ¿eres de control, radar o de agradar?

Según una psicóloga, tres personalidades explican la ansiedad: ¿eres de control, radar o de agradar?

Algo empuja por dentro y pide decisiones rápidas.

En consulta se repite el mismo guion con actores distintos. Nervios, bucles mentales, miedo al error. La psicóloga Ángela Fernández observa que detrás de ese torbellino suelen esconderse patrones claros que guían la reacción del cuerpo y de la mente.

Tres perfiles que aparecen cuando sube la ansiedad

La ansiedad no es debilidad. Es un sistema de alerta que, a veces, se queda atascado. Fernández identifica tres estilos que se alternan según el contexto y la historia personal: el que intenta controlarlo todo, el que vive en alerta permanente y el que se sacrifica para no molestar.

Tres ejes se repiten en personas con ansiedad: controlar, anticipar peligros y agradar. Nombrarlos abre opciones.

El perfeccionista: control que se confunde con seguridad

Dedica horas a revisar detalles mínimos. Retrasa decisiones por temor a equivocarse. Confunde “hacerlo perfecto” con “estar a salvo”. Su conversación interna suena a “si fallo, me verán”.

Trampa mental: la ilusión de que más control evitará el dolor. Lo que alivia hoy (revisar, posponer, pedir garantías) alimenta el problema mañana.

Paso concreto: aplicar el “suficiente bueno” en tareas de bajo impacto. Enviar ese correo con estándar del 80% y observar que nada se derrumba.

El hipervigilante: radar encendido antes de tiempo

Escanea riesgos continuamente. Se adelanta a escenarios que quizá nunca lleguen. El cuerpo va dos metros por delante de la vida. Duerme ligero y con el músculo tenso.

Trampa mental: confundir probabilidad con posibilidad. Si “puede pasar”, el cerebro lo trata como “va a pasar”.

Paso concreto: anclar la atención al presente con una pauta somática simple. Respiración 4-6 durante dos minutos y búsqueda deliberada de dos estímulos seguros a la vista o al tacto.

El complaciente: cuando el “sí” vacía el depósito

Evita conflictos a toda costa. Dice que sí por miedo a perder afecto o a ser señalado. Acaba sin tiempo propio y con culpa por atreverse a necesitar algo.

Trampa mental: creer que el cariño depende de ceder siempre. El coste es silencioso: agotamiento, resentimiento y sensación de invisibilidad.

Paso concreto: límites de dos frases, claros y humanos. “Hoy no me va bien, puedo mañana a primera hora”. Sin justificarse, sin discursos.

Qué hacer hoy sin perder el rumbo

Cuando las ideas corren, el cuerpo pide método. Una rutina breve frena la rueda sin pelear con ella.

Protocolo 3-2-1: tres respiraciones 4-6, dos cosas que tocas o ves ahora, una acción pequeña alineada con tus valores.

  • Pausa de 90 segundos antes de responder a un pico de nervios. Señal al sistema nervioso de que no hay incendio.
  • Pon nombre a lo que sientes con dos palabras y localiza dónde lo notas en el cuerpo. La etiqueta baja la activación.
  • Apaga notificaciones en dos franjas de 30 minutos al día. Recuperas foco y reduces microalarmas.
  • Diario de “control/lo que no controlo” con tres ítems por columna. Actúa solo sobre la primera.
  • Agenda un “tiempo para preocuparte” de 10 minutos y confina ahí los temas rumiantes.
  • Microexposición de 90 segundos al estímulo evitado, empezando por la versión más fácil. Repite a diario.

Señales prácticas para diferenciar estrés y ansiedad

Ambas comparten nervios y cansancio, pero no funcionan igual.

  • El estrés suele tener causa concreta y temporal; la ansiedad persiste incluso en reposo y colorea varias áreas.
  • Con estrés, desconectas al terminar la jornada; con ansiedad, el bucle sigue en la almohada.
  • La ansiedad añade síntomas físicos recurrentes: opresión torácica, taquicardia, hormigueo, nudo gástrico, sensación de irrealidad.
Perfil Señales Sesgo mental Acción concreta
Perfeccionista Revisiones infinitas, bloqueos por miedo al error “Control = seguridad” Enviar al 80%, medir el resultado real 24 h después
Hipervigilante Anticipación constante, sobresalto fácil, sueño ligero “Posible = probable” Respiración 4-6 y 3-2-1 dos veces al día
Complaciente Agenda ajena llena, culpa al decir no “Si digo no, me rechazan” Límite de dos frases con alternativa concreta

Claves clínicas que Ángela Fernández repite en consulta

La psicóloga insiste en que los estilos se mezclan. Una persona puede ser controladora en el trabajo, radar en la calle y complaciente en familia. El objetivo no es borrar rasgos, sino flexibilizarlos para que no secuestren decisiones.

Cuando identificas el patrón, dejas de pelear a ciegas y empiezas a elegir la siguiente acción útil.

Errores que empeoran el bucle

  • Discutir con pensamientos catastróficos como si fueran jueces. Mejor escribirlos y someterlos a prueba de realidad.
  • Buscar garantías absolutas antes de actuar. Paraliza y no existe la certeza total.
  • Comprobar una y otra vez. Cada check refuerza la alarma interna.

Pequeños experimentos con gran retorno

  • Semana sin cafeína o con reducción del 50%. Observa sueño, latido y foco.
  • Ventana de higiene digital por la mañana sin redes los primeros 30 minutos.
  • Actividad física suave diaria de 20 minutos. Sirve caminar con luz solar.
  • Recordatorio visible: “Respira, decide, avanza un 1%”. Lo pequeño crea inercia.

Preguntas rápidas que muchos se hacen

  • ¿Y si tengo mezcla de los tres perfiles? Es habitual. Los contextos los activan de forma distinta. Trabaja con el que más ruido haga esta semana.
  • ¿Qué hago en una subida aguda? Planta los pies, nombra la emoción, aplica respiración 4-6 durante dos minutos y bebe agua fresca. Después, una acción pequeña alineada con valores.
  • ¿Cuándo pedir ayuda profesional? Si limita tu vida, afecta al descanso o te aísla. Buscar apoyo es cambiar de herramienta, no rendirse.

Información adicional y ejemplos útiles

Microexposición, paso a paso: elige una situación que evitas (por ejemplo, enviar un correo sin releer cinco veces). Divide en cinco niveles de dificultad. Empieza por el nivel 1 durante 90 segundos o una acción pequeña, registra sensaciones y repite mañana. A la cuarta o quinta repetición, la curva de ansiedad baja de forma natural.

Límites que cuidan: prepara dos frases tipo para contextos frecuentes. “Ahora no puedo, ¿te parece el jueves?” en trabajo. “Hoy necesito descansar, te llamo mañana” en familia. Ensaya en voz baja cinco veces. Cuando llegue el momento real, saldrá sin lucha interna.

Plan de 7 días para reiniciar el sistema: lunes y jueves, protocolo 3-2-1 mañana y tarde; martes, microexposición nivel 1; miércoles, ventana sin notificaciones; viernes, ejercicio suave al sol; sábado, café descafeinado; domingo, revisión de la semana con una pregunta: “¿Qué me acercó un 1% a lo que importa?”.

La ansiedad no se apaga por decreto. Se vuelve manejable cuando desplazas el foco a conductas pequeñas y repetibles.

Si notas que la cabeza acelera y el cuerpo frena, pon nombre al perfil que aparece y elige una sola acción de esta página. Control, radar o agrado son brújulas, no condenas. Con práctica deliberada, esos rasgos dejan de pilotar tu día a día y pasan a ser herramientas bajo tu mando.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio