Según una psicóloga, si te exiges demasiado y eres demasiado amable, estos 3 rasgos delatan ansiedad

Según una psicóloga, si te exiges demasiado y eres demasiado amable, estos 3 rasgos delatan ansiedad

Una psicóloga con experiencia clínica ha puesto el foco en señales que la gente suele aplaudir como virtudes. Su lectura invita a revisar cómo trabajas, cómo cuidas a los demás y cómo procesas lo que sientes a diario.

Tres rasgos que se confunden con virtudes

La psicóloga Ángela Fernández sostiene que buena parte de quienes conviven con ansiedad comparten tres rasgos discretos. No son defectos. Funcionan como potentes multiplicadores del estrés cuando se desregulan. La clave pasa por identificarlos a tiempo y ajustar el volumen.

Autoexigencia que no descansa

La autoexigencia impulsa a cumplir plazos, mejorar y aprender. Cuando se dispara, convierte cualquier tarea en examen. Surgen pensamientos de todo o nada, horarios imposibles y una sensación permanente de deuda contigo mismo. El cuerpo lee ese patrón como una alerta constante y aumenta la activación.

Si todo debe salir perfecto, tu sistema nervioso rara vez pisa el freno. La relajación se vuelve sospechosa.

Para aflojar el guion, funciona entrenar la flexibilidad. Introduce márgenes de error acordados de antemano, como versiones beta de tus proyectos. Cambia el “tengo que” por “elijo”. Diversifica fuentes de reconocimiento: no solo el resultado, también el esfuerzo, el aprendizaje y el descanso planificado.

Amabilidad que borra los límites

Ayudar sostiene los vínculos y da sentido. Ceder de forma crónica borra la brújula interna. Quien siempre dice que sí acaba asumiendo tareas ajenas, pospone necesidades propias y acumula resentimiento silencioso. La ansiedad crece cuando tu agenda la marca el resto.

Poner límites no es frialdad, es higiene relacional: cuidas a los demás sin abandonarte.

Practica límites específicos y anticipados. Usa frases cortas y neutras: “Hoy no puedo, te propongo mañana”, “Ahora no me viene bien”, “Puedo una hora”. Ensaya por escrito tus respuestas típicas y llévalas al móvil. Observa la culpa como un síntoma del cambio, no como una señal de que haces algo mal.

Alta sensibilidad y reactividad emocional

Hay personas que perciben el entorno con más detalle: tonos de voz, cambios mínimos en el plan, ruidos, luces. Esa sensibilidad amplifica las señales internas y externas. Un contratiempo pequeño puede ocupar toda la pantalla mental durante horas. No se trata de debilidad, sino de una respuesta más intensa a los estímulos.

Conviene crear anclajes diarios de regulación: pausas sensoriales, respiración nasal lenta, pausas de luz de pantalla, paseos cortos, contacto con naturaleza. Limitar cafeína por la tarde y reducir multitarea también ayuda.

Por qué estos rasgos alimentan el estrés

Estos patrones mantienen la ansiedad por tres vías. La autoexigencia eleva el listón y ciñe el margen de error hasta lo irreal, lo que dispara el miedo al fallo. La complacencia social evita conflictos a corto plazo, pero acumula fatiga y desconexión personal. La sensibilidad alta recibe más señales por minuto, así que el sistema de alerta se queda encendido durante más tiempo.

Se suman además reforzadores sociales: elogios al perfeccionista, agradecimiento al que siempre ayuda y admiración por quien “siente mucho”. Ese refuerzo refina el rasgo y hace que cueste frenar cuando ya provoca daño.

Señales prácticas para saber si te afectan

  • Te cuesta cerrar una tarea si no es impecable, aunque el plazo ya apremie.
  • Contestaste sí a tres favores hoy y anulaste tu entrenamiento o tu descanso.
  • Vuelves mentalmente a una frase incómoda que escuchaste por la mañana y te tensa de nuevo.
  • Tu sueño se fragmenta las noches previas a entregas o reuniones importantes.
  • Notas el cuerpo rígido en hombros y mandíbula cuando aparecen imprevistos.

Guía breve para desactivar el bucle

Rasgo Gesto diario Señal de alerta Microacción útil
Autoexigencia Revisas el trabajo tres veces Pospones entregas por retoques Impón “borrador en 40 minutos” y envíalo a revisión
Amabilidad excesiva Aceptas tareas ajenas Agenda saturada y cansancio Responde con “ahora no”, ofrece alternativa y cierra el chat
Alta sensibilidad Te abruman ruidos y notificaciones Irritación y dispersión mental Bloque de 20 minutos en modo avión + respiración 4-6

Herramientas basadas en evidencia que puedes probar

Flexibilidad cognitiva

Cuestiona el pensamiento dicotómico con una escala del 1 al 10. Coloca tu resultado realista y define qué suma un punto más sin buscar el 10. Así reduces el perfeccionismo operativo.

Entrenamiento del no

Elabora tres guiones de negativa y practícalos en voz alta. Aplica primero en contextos de riesgo bajo, como un plan opcional de fin de semana. Tu tolerancia a la incomodidad subirá con cada ensayo.

Regulación fisiológica

Prueba la exhalación prolongada: inspira 4 segundos, exhala 6 durante 3 minutos. Hazlo antes de abrir correos exigentes o de entrar a una reunión. El ritmo lento envía al cerebro una señal de seguridad.

El objetivo no es dejar de ser exigente, amable o sensible; es usar esos rasgos a tu favor, no contra ti.

Qué pedir en consulta si decides ir a terapia

Puedes preguntar por enfoques con respaldo empírico: terapia cognitivo-conductual para sesgos de perfección, terapia de aceptación y compromiso para trabajar valores y límites, y psicoeducación sobre activación fisiológica. La exposición interoceptiva ayuda a perder miedo a las sensaciones físicas, y el entrenamiento asertivo estructura límites claros sin confrontación agresiva.

Establece objetivos concretos: reducir en un 30% el tiempo dedicado a revisar tareas, reservar dos bloques semanales para actividad placentera y mejorar 1 punto tu calidad de sueño en una escala del 1 al 10. Lleva un registro sencillo para medir avances.

Riesgos de no atenderlo y beneficios de intervenir a tiempo

Ignorar estos patrones puede derivar en agotamiento, conflictos silenciosos en el trabajo y somatizaciones digestivas o tensionales. Ajustarlos mejora el rendimiento sostenido, refuerza vínculos y baja la reactividad del sistema nervioso. Quienes regulan estos rasgos duermen mejor, toman decisiones con más calma y recuperan ocio sin culpa.

Mini autoevaluación semanal

Al final de cada semana, puntúa del 0 al 10 tres ítems: presión interna para rendir, respeto a tus límites y nivel de sobrecarga sensorial. Si dos o más pasan de 6 durante tres semanas seguidas, aplica la tabla anterior y, si no baja, busca apoyo profesional.

Un último apunte útil: al planificar, deja huecos libres entre tareas. Ese colchón reduce improvisaciones de emergencia y baja la activación. Si además agrupas notificaciones en dos ventanas al día, tu sensibilidad trabajará con menos ruido y tu amabilidad tendrá un espacio real para cuidarte también a ti.

1 comentario en “Según una psicóloga, si te exiges demasiado y eres demasiado amable, estos 3 rasgos delatan ansiedad”

  1. Nadia_galaxie

    ¿Soy el unico que leyó “flexibilidad” y pensó: flexible con otros, rígido conmigo? Ajá, ansiedad con buen branding.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio